La caspa puede ser mucho más que un problema estético. Si quieres combatir la caspa y lucir una melena y unos hombros inmaculados, te ayudamos a conseguirlo con los siguientes consejos.
Pero antes, veamos qué tipo de caspa sufres para encontrar la solución más acertada.
Tipos de caspa
¿Quién no ha tenido caspa alguna vez? Lo raro sería responder no a esta pregunta. La caspa se produce con la renovación celular del cuero cabelludo, actividad que se intensifica en invierno, por lo que es más habitual detectar escamas blancas entre el cabello o sobre los hombros en ciertas épocas. Sin embargo, puede convertirse en un problema cuando su aparición es frecuente o en cantidad abundante, ya que más allá del efecto antiestético, podría ser indicio de alguna enfermedad, como una dermatitis.
Existen dos tipos de caspa. Por un lado, se encuentra la caspa seca, que es la más frecuente y la que se relaciona con el proceso natural de renovación de la piel. Las escamas son finas y blancas (también grises) y se desprenden fácilmente tras un cepillado o de forma natural. También se identifica con un cabello seco, sin brillo y áspero.
Por otro lado, se encuentra la caspa seborreica, indicador de una dermatitis. Se produce debido a una hiperseborrea, es decir, un incremento de la producción de grasa en el cuero cabelludo. El pelo se caracteriza por estar brillante y lubricado. La caspa se presenta en forma de escamas gruesas de color amarillo y son más adherentes, por lo que es más difícil retirarlas que con un simple cepillado. Además, en algunos casos, este tipo de caspa se asocia también con la alopecia.
Fuente: webconsultas.com
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